Los representantes de ambos, de Don Fernando y Don Felipe, habían tratado de llegar a un acuerdo para evitar el enfrentamiento, concretado en lo que se vino a llamar la Concordia de Salamanca, firmada el 24 de noviembre de 1505, en la que se establecía un gobierno tripartito de Juana, Felipe y Fernando, pero el encuentro que había tenido lugar en Remesal, Zamora, el día 20 de junio de 1506, había dejado claro quien tenía la fuerza en Castilla. Unos días después, el 27 de junio de ese mismo año, en Villafáfila, en la misma provincia de Zamora, se acordaba la salida de Castilla de Don Fernando que regresaría a su Reino de Aragón.
Don Felipe sería jurado como Rey de Castilla el día 12 de julio de ese año de 1506. Una nueva dinastía se instalaba en Castilla y con ella la Cruz de San Andrés que se dibujaba en los estandartes del nuevo rey y en el uniforme de su compañía de arqueros, escolta personal de la Familia Real. Pero la unidad de España quedaba en serio peligro, porque Doña Juana seguía siendo la legítima heredera de la Corona de Aragón, siempre que Don Fernando no tuviese otro hijo. Posibilidad que no se encontraba muy lejana. De hecho, Don Fernando, cambiando las que hasta entonces habían sido sus alianzas, debido a la animadversión que tenía a su yerno y tratando de evitar que su dinastía (el hijo de Don Felipe y Doña Juana, Carlos de Habsburgo había nacido en Gante, Flandes), reinase algún día en Aragón, se había casado meses antes en Dueñas (Palencia) (18 marzo 1506), con Germana de Foix, sobrina del rey de Francia, Luis XII, matrimonio pactado en el Tratado de Blois de 19 de octubre de 1505, boda que, por cierto, había sido una de las razones que habían llevado a muchos nobles castellanos al bando de Don Felipe.
Doña Germana era una mujer joven, 18 años, cuando se casó y por tanto las posibilidades de quedarse embarazada eran muchas y, por ello, muchas de las posibilidades de que se diesen dos dinastías diferentes para reinar en Castilla y Aragón, frustrándose así la unidad. El día 25 de septiembre de 1506 moría en Burgos el efimero Rey de Castilla Don Felipe 1, pasando así los derechos de la Corona de Castilla a su hijo Carlos y en 1509 daba a luz un hijo Doña Germana, Juan, que parecía consumar la separación entre Castilla y Aragón, pero sin embargo, moría a las pocas horas de nacer y Doña Germana no volvería a tener más hijos, por lo que a la muerte de Don Fernando, el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo (Cáceres), los derechos sucesorios de Castilla y Aragón volvían a reunirse en unas solas manos, las de Carlos de Habsburgo, duque de Borgoña, Gran Maestre de la Orden del Toisón de Oro, con lo que la Cruz de Borgoña quedaría definitivamente instalada en España.
(J.A.G. del Boletín Carlista de Madrid nº 48)
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