Cambio de dominio.
Desde el día 01/04/2010 este Blog continuará en la dirección www.circulocarlista.com. Ya estamos trabajando en el traspaso de todos sus contenidos. Desde hoy, la edición digital del Boletín Carlista de Madrid, se encargará de mantener informados a todos los carlistas.
Autor: Enrique de Diego
Editorial: Rambla Media Ediciones,2009
Páginas: 166
ISBN: 978-84-936130-6-8
P.V.P.: 7,00 €
Es gratificante, que en medio del conformismo intelectual de la mayoría del pueblo español, todavía haya gente dispuesta a liderar la oposición al nuevo marxismo con forma de intervencionismo político y económico.
En este sentido, es necesario destacar el esfuerzo de la Plataforma de las Clases Medias que además esta realizando un importante esfuerzo editorial mediante Ediciones Rambla, para que la lucha contra el derrumbe de la libertad sea efectiva.
Entre las iniciativas intelectuales, hoy destacamos el último título publicado por la Plataforma: “¡Salvad la civilización! El grito de la rebelión de las clases medias: con mi dinero, ¡no!
La síntesis del libro es bien sencilla: la democracia no es simplemente el gobierno de la mayoría, sino que es algo más. La verdadera democracia se ha de basar en los derechos individuales, naturales e inherentes a la persona; la libertad individual ha de ser la medida de la organización social, la mayoría no puede limitar los derechos personales individuales, y los políticos no pueden tener ninguna atribución en este sentido.
En la democracia española, la sociedad y el pueblo han creído acríticamente que la legitimidad de las urnas era la única legitimidad posible. En España, el debate legítimo ya es muy antiguo. Los carlistas ya expusieron en el siglo XIX, la teoría acabada de la legitimidad, esta para ser verdadera se constituye de dos formas: mediante la legitimidad de origen (en el presente las elecciones democráticas), y la legitimidad de ejercicio (es decir, que esa legitimidad de origen no se pierda mediante el irresponsable ejercicio del poder). En el actual estado de cosas, los políticos se han creído que su poder no tiene límite alguno, y que ellos son los únicos responsables para autolimitarse en su ejercicio; sin embargo, la realidad racional es la inversa: el poder político es el más necesitado de limitación, pues su naturaleza lo convierte en un poder expansivo que se acerca peligrosamente al totalitarismo, tal y como esta sucediente con el actual gobierno de ZP.
El mundo occidental está enfermo, la civilización está herida, aunque todavía la cura es posible, pero la reacción ha de ser inmediata. La crisis económica que nos atenaza, es quizá la manifestación más clara de la falta absoluta de libertad democrática. Desde los medios de comunicación afines al régimen, se nos quiere hacer creer que el capitalismo ha fallado, se nos quiere hacer creer que las soluciones “progresistas” son las únicas posibles, sin embargo, la realidad es que el régimen que esta feneciendo en estos momentos es el intervencionismo económico, el maridaje contranatura de la política con la economía. En este contexto, es necesario recordar que la crisis que nace en Estados Unidos encuentra su origen en la obstinación primero del presidente Carter (1977) y después del Presidente Clinton (1999), en obligar a los bancos a conceder prestamos a personas no solventes. Las decisiones económicas, tomadas con criterios políticos, y con fines electorales, han sido las verdaderas responsables de la crisis económica actual.
Para solventar la actual crisis sólo hay una solución: que el ciudadano se comprometa en la lucha a favor de una mayor libertad, correlativa con una mayor responsabilidad personal. Frente al intervencionismo, la única medicina es la libertad. Frente a las millonarias ayudas a la banca, la austeridad presupuestaria, frente a la vergonzante ayuda económica de los poderes públicos a la seudocultura, la erradicación de las subvenciones, frente al despilfarro de los representantes políticos, un mayor control de los ciudadanos.
¡Salvad la civilización!, es un auténtico grito de liberación, es un grito de llamada a la contrarrevolución, es una esperanza abierta en el páramo intelectual español.
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